jueves, 21 de agosto de 2014

Let It Go

Medio tambaleándose, Cris llega a casa y exhala un suspiro de alivio al quitarse los tacones que, como el bolso, deja tirados junto a la puerta. Solo piensa en tumbarse. Hoy no es capaz ni de desmaquillarse y ponerse sus cremas, ni de desvestirse y, según entra en la habitación, se deja caer en la cama, rendida. Viene de cenar con Kay, un cirujano encantador con quien ya ha salido varias veces. Él la ha traído a casa, pero ha tenido que volver al hospital porque está de guardia.

Mientras ella duerme, las tres partes integrantes de Cris, —cuerpo, corazón y mente—, inician una conversación acerca de Kay. O mejor dicho, Hearty y Sexy, pues Brainy, un tanto entre brumas, no se deja oír esta vez.

—Cris ha bebido, ¡se ha pimplado la botella de Xyrah ella sola! —dice Sexy bajando la voz—. Créeme. Te digo que Brainy está difusa y por eso no dice ni mu. ¿No se lo notas? Está en estado letárgico. Vamos, que está KO. Podemos hablar ahora a nuestras anchas sin que se meta a sermonearnos y sabotear todo, como siempre, viendo segundas intenciones en todo y desconfiando.

¡Síiii, bien cierto eso último! Estoy hasta el moño de la barrera que se ha puesto desde lo de Peter —replica Hearty convencida—. Eso de que te dejen a dos meses de la boda es duro, pero ya ha pasado mucho tiempo. Debería dejarse fluir más a menudo, sin analizar todo. Yo me resistí al principio, pero Kay me tiene ganada, ya sabes cómo soy, en cuanto me tocan un poco la fibra sensible y me dan mimos, me ganan.

—¡Claro! Lo mismo me pasa a mí, guapa. No con la fibra, claro... Bueno, tú ya me entiendes —dice con una risita—. Si me palpitan todas las terminaciones y me recorre de pies a cabeza un calambrazo sublime, no me resisto, y tan solo pido más.

—Ya, te entiendo perfectamente. Cuando tú sientes eso a mí también me llega. Me envuelve una especie de confort que me hace querer abrazarlo y no soltarlo nunca. Yo lo llamo ataque de amor, y es que me lo comería a besos.

—Tus ataques de amor son responsables muchas veces de que a mí se me altere todo, ¡qué te crees! Va todo relacionado. Y es que Kay tiene un tacto, ¡pfiuuuuu! A veces solo con rozar mi mano me enciende todas las luces. No sé cómo lo hace. ¡Qué artista!




—A mí también me gusta —suelta Brainy de repente—. ¡Hip!... Me tiene sorbido el seso, nunca mejor dicho. Es tan... ¡hip!... tan... ¡ains! Creo que me he enamorado.

—¡La leche con lo que sale esta ahora! —dice Hearty de un respingo—. ¿Pero te estás escuchando, tía? Lo que te pasa es que estás aún bajo los efectos del vino.

—No, no... que sé lo que me digo. ¡Hip! Nunca he conocido a nadie que me comprenda tan bien. Lo tiene todo.

—Tú lo que tienes es una tajada del quince —sigue Sexy—, y estás en fase de exaltación a la amistad, a punto de pasar a la de "Asturias, Patria Querida", que te conozco.

—No, no seáis idiotas  —replica Brainy poniendo un gesto muy serio—. ¡Hip! ¡Maldito hipo! Escuchadme, por favor. ¿Cuándo hemos estado de acuerdo las tres? Este Kay tiene algo. Es cierto que Cris bebió más que él, y ahora está flotando en la nube etílica, pero ahora mismo está soñando con Kay y, ¿habéis visto qué cara de felicidad y de éxtasis la suya?

Y verdaderamente, Cris, dormida, sonríe, con cara de felicidad plena. Sexy y Hearty no saben qué pensar. Es cierto que rara vez están de acuerdo las tres, pero Brainy es tan manipuladora que no se fían.

Cris abre los ojos de pronto. Todo le da vueltas. Siente que su estómago quiere darse la vuelta como un calcetín y vaciar todo lo que contiene. Se levanta de un salto, y tambaleándose aún, tropieza con la pata de la banqueta. "¡Auch! ¡Qué daño!" Llega al baño, y se arrodilla como puede ante la taza del váter. Como siempre que se encuentra en este estado, se promete a sí misma no volver a probar el vino en su vida, pero sabe que se le pasará. Vacía por dentro y rota por el esfuerzo, pero bastante más serena, vuelve a la cama y se desploma. Ahora sí va a caer dormida en segundos, sin nada que le dé vueltas.

—Hemos vuelto a perder a Brainy —sentencia Hearty.

—¿Tú crees?

—Absolutamente. Tras ese vaciado de estómago, te aseguro que dormirá como un lirón varias horas.

—¡Vaya! ¡Qué mala suerte! Para una vez que coincidimos las tres. Cuando decidimos apostar por alguien por mayoría no suele funcionar, y lo sabes. Siempre hay una de nosotras dando la murga.

—Ya... Pero, Sexy... ¿Tú estás segura de que mis ataques de amor y tus orgasmos son reales y no nos está manipulando Brainy para hacernos sentir que este Kay es la bomba?

—Tan poderosa no es, ¿no?

—Pues sí.. No... ¡No lo sé! Lo mismo se ha hartado ya de la búsqueda y ha decidido rendirse ante el primero que parece un buen plan. Y, ¿sabes qué?... Estoy pensando que... ¿qué más da? Si a la larga resulta que no lo es, ella misma se dará cuenta, y seguro que nos llega la onda expansiva, queramos o no, pero hasta entonces...

—... lo mejor que podemos hacer las tres es... dejarnos llevar, y disfrutar.

—¡Esa es mi chica!