jueves, 7 de marzo de 2013

The Three Denials

Salgo a disfrutar de este día tan luminoso dando un paseo. Adoro los días luminosos. El Sol tiene ese mágico poder de dar vida a los objetos; los matiza y los redefine maravillosamente, haciendo que parezcan nuevos. El aire huele a verano, mi cuerpo se activa y una sincera sonrisa se dibuja en mi cara. Las hojas se mecen y el viento pronuncia tu nombre en suave murmullo. Ainssss... ¡ya empezamos! Yo hago oídos sordos y simulo que no me entero, como que no va conmigo y que no significa nada para mí. Decido hacerle boicot y tarareo cualquier melodía repetida, como si fuera un mantra.

Sigo adelante, mientras observo mi entorno. ¡Cuántas veces caminamos sin mirar! Porque ver, vemos, pero no miramos. Así que, yo veo, y miro al cielo azul, salpicado a capricho de nubes con formas sugerentes, roto por las estelas blancas que dejan los aviones. Me fijo en la abuela del parque con su nieto, en la chica que me adelanta trotando con los cascos puestos y ceñida en un chándal divino de la muerte, en el chico tumbado en el césped leyendo de su tablet. En ese mirar mío, un banco a la sombra me sale al paso, invitándome a descansar un rato. Acepto la sugerencia agradecida con una sonrisa y me siento. Creo que es buen momento para sacar mi Moleskine y anotar lo que me rondaba por la cabeza, antes de que la esquiva musa se desvanezca. Me pongo a escribir, pero al detenerme un segundo buscando en mi mente la palabra adecuada, mis ojos se posan en el respaldo del banco. ¡No puede ser! ¿Me persigues aquí también? Ahí está. Leo tu nombre, grabado sobre la madera, tal vez con unas llaves. La inspiración se ha dado definitivamente a la fuga y cierro mi libreta de un manotazo, decidida a no dejar que mis pensamientos ahonden en ti. Le dije al viento que no. Se lo repito ahora a la madera del banco. ¡No! Decido ignorarte y no perder la sonrisa, y echo a andar de nuevo.

Mis pasos me conducen fuera del parque y al cabo de un rato me sumerjo de lleno en una calle comercial y bulliciosa. Paseo tranquila, esquivando a la gente, parando de tanto en tanto para mirar un escaparate bien dispuesto o hacer una foto urbana a algo que llama mi atención. Mi estómago gruñe, recordándome que comí hace ya tiempo. Me viene el vago recuerdo de que en la siguiente manzana hay una pequeña cafetería, acogedora y deliciosa, y mis pies caminan directos a ella con ligereza. Pido un café a la vainilla y un croissant, y los saboreo mientras me vuelco enfrascada en escribir de nuevo. Me levanto a pagar, y ¡no doy crédito! El chico que me cobra luce sobre el uniforme la chapa con su nombre, que resulta ser... tu nombre. ¿Es obsesión mía o acaso una confabulación? Muevo la cabeza desechando el enfado que pugna por brotar y salgo a la calle. Me da la risa tonta. Es de locos. Será casualidad, no digo que no, pero tanta ya me escama.

De la risa paso a ver cómo mi voluntad es anulada, y mi cuerpo camina, empujado por una decisión que no sé ni cómo ni cuándo he tomado, pero, he debido ser yo, ¿qué otro si no? No soy una marioneta movida por hilos, aunque es así como siento este caminar dirigido. Llego a mi destino, abro la puerta sin poder evitarlo y entro. Si ha de ser así, que sea.

Tras algo más de media hora salgo de nuevo a la calle, sintiéndome extrañamente liberada, y notando un leve escozor en mi espalda. Tal vez este tatuaje que adorna ahora mi cuerpo te exorcice de mi mente... para siempre.


If this doesn't work, next thing to do is a spell

 

6 comentarios:

  1. ¡Me encanta! Hasta el final tienes una capacidad de hacer que no queramos despegar los ojos de tus letras, nos arrastras a tu mundo con una facilidad pasmosa. Y luego dices que tu musa está distraída...miedo me dá entonces el día que decida quedarse pegadita a ti.

    Me reafirmo en lo que te dije ayer: tienes un potencial enorme!

    Un besazo gigante. ;***

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    1. ¡Qué buena eres conmigo, Evita! Con comentarios así, no me queda otra que aprovechar el tiempo cuando la musa asome. Mil gracias por asomar tu carita :)

      Besos

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  2. No sé cómo lo haces, pero hasta algo tan difícil y duro como olvidar a alguien, parece fácil leyéndote. Me encanta la sorpresa final de exorcizarlo con un tatuaje :)

    Un beso

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    1. Jajaja, no sé, Pablo, lo parezca o no, fácil no es, al menos si está bien enraizado. La chica de la historia no estoy segura de que lo que quiera sea olvidar, a pesar de negar tres veces, pues eso de grabarse la inicial, aunque sea a la espalda, no me parece a mí que ayude mucho :)

      Gracias por la visita y tus comentarios.

      Un abrazo :)

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  3. Últimamente llego tarde a tus textos pero cuando tengo el momento me encanta quedarme un ratito a tu lado y leerte, seguirte, zambullirme en tu mundo y dejarme ir...eres un hadita que encanta con sus palabras!!

    Un abrazo muy fuerte

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    1. Nunca es tarde, Tegalita. Vengas cuando vengas, siempre serás bien recibida. Gracias por quedarte un ratito conmigo y zambullirte en mis historias :)

      Un beso

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