lunes, 22 de octubre de 2012

Looper

No he hablado nunca en el blog de las series que habitualmente me atrapan o de alguna película que me haya gustado especialmente, pero hoy voy a hacer una excepción. Ayer vi Looper, del director y guionista Rian Johnson, y ¿qué decir? Me suena a muy poco comentar que me dejó encantada. No voy a hacer spoiler ni a desentrañar nada de la trama de este thriller de ciencia ficción, pues quien de verdad esté interesado en verla podrá elegir si quiere o no leer el argumento a priori o dejarse sorprender del todo, sin siquiera saber de qué va, como hice yo.

When they need someone gone
and they want to erase any trace
of the target ever existing,
they use specialized assassins,
like me,
called Loopers.

La intención de este post no es otra que la de recomendarla. Ya alcanza una nota de 8.1 en el IMDb y un 7.2 en Filmaffinity, y es que el argumento atrapa, los personajes están bien construidos e interpretados (Joseph Gordon Levitt, Bruce Willis, Emily Blunt, Jeff Daniels) y te mantienen pegada a la pantalla, su originalidad e ingenio te hacen llegar hasta el final casi sin que te des cuenta y cuando termine, te quedará la sensación de haber visto un gran film, con varias reflexiones pululando aún por tu mente. Sin duda, una de las películas del año que no te puedes perder. ¿A qué esperas?... The only thing to fear is yourself!


Face to face

 

viernes, 12 de octubre de 2012

Shelter For Feelings & Dreams

Sus ojos la contemplan con deseo, con la muda advertencia de un inminente ataque en toda regla, del que no podrá escapar. Nadia conoce esa mirada y es fan de esos deliciosos instantes. Una sensación atenaza su vientre y se expande en oleadas por todo su cuerpo. Es tan fácil con él. Un simple toque de la yema de sus dedos en el cuello, activa, infalible, el mecanismo del deseo y el placer en ella. Fue así desde el primer día y aún hoy continúa siéndolo. Ella pensaba que, pasada la novedad, sus cuerpos se acostumbrarían a las sensaciones que mutuamente se provocaban y tendrían que conformarse con encuentros más normales, pero lejos de ser así, y sin necesidad de practicar cada día una nueva postura del Kamasutra o de hacer acopio de artilugios eróticos para lograrlo, cosas ambas que también habían probado, sus cuerpos siempre sabían ejecutar la danza con maestría, provocando un inenarrable placer en ambos. Debía de tratarse de algo químico, pensaba ella, pero en lugar de analizarlo, siempre se volcaba en vivirlo, ya se tratara de una noche especial con escena preparada por él en un marco incomparable, o de un delicioso aquí-te-pillo-aquí-te-mato en la ducha antes de escapar a la oficina.

Mientras los pensamientos de ella vagan por esos derroteros, él no ha quitado sus inmensos ojos de ella, y se ha ido acercando a su presa, quien se ha rendido ya a su atacante. La atrae hacia sí, agarrándola con la mano izquierda por la cintura, y acercando su boca a la de ella sin llegar a tocarla, dejando solo que sienta su cálido aliento. Ella muere por saborear esa boca, pero se excita por la espera y porque la lengua de él empieza a dibujar algoritmos de amor en su cuello, que ella entrega a su verdugo sin condiciones, abandonada al placer, dejando escapar un jadeo. Él acaricia su barbilla con la mano derecha y le pone sobre los labios sus dedos, que ella besa, mordisquea y chupa con avidez. Suavemente él retira su mano y, subiéndole la falda del vestido, la lleva hacia su sexo, que la recibe con hambre.

—Ahhhh... —jadea excitada.

—Di mi nombre —dice Carlos con voz queda.

Nadia baila entre dos mundos, entre dos Universos paralelos. Mientras se desdibujan las escenas y se diluyen las sensaciones en uno, se redibujan los contornos y se recuperan los sentidos en el otro. Se concentra y lucha por controlar su respiración, cuidando no alterarla, manteniendo de forma consciente la impresión externa de que sigue soñando y de que está excitada disfrutando en un mar de placeres. Con la voz semironca y susurrando responde:

—Carlos... Carlos...

Dreams... A different Universe

Y Carlos sonríe, recuperando un poco de la seguridad que segundos antes se balanceaba en una cuerda floja, cuando temía que soñara con otro. Se acerca a ella muy despacio, pues no quiere despertarla, y con infinito amor y ternura retira un mechón rebelde de su cara y acaricia su pómulo. Su respiración se calma y parece seguir profundamente dormida, soñando.

Nadia, por su parte, ha salido airosa una vez más sin revelar su secreto. Ha pronunciado conscientemente el nombre de su marido, que permanece ajeno a la realidad y no sabe que ella miente, ni que la boca que besaba ávida hace unos segundos en sus sueños, no era la de él. Ella no ha desvelado su secreto, no ha renunciado a su mágico mundo paralelo, a volar con su imaginación, a sus sueños, al refugio donde escapa cuando siente que la vida se le escapa por las rendijas de pura monotonía y necesita llenar los vacíos que acumula. Quiere a Carlos, pero necesita volar de tanto en tanto y se niega a abandonar la única posibilidad que se concede a sí misma para vivir su historia de amor con Leo, a quien ama y a quien ha relegado a ese Universo onírico para mantener a salvo su matrimonio y su familia.

martes, 9 de octubre de 2012

The Missing Verbs

... velas... ropa por el suelo... vino... baño de espuma... tus manos sabias... desnuda... mi piel... nuevas sensaciones... espalda arqueada... mis labios entreabiertos y hambrientos... felina... mi boca... juguetona... la tuya, sedienta... ombligo... caricias... terminaciones nerviosas... mi lengua... salvaje... un trozo de tu piel... mi cuello... música... delicia... más... suave mordisco... cada fibra... al borde del desmayo... lóbulo... besos húmedos... rincón preferido... mi turno... secretos... aire... tu voz ronca... abandono... susurros... pliegues recónditos... tus embestidas... jadeos... mis movimientos... tu pelo revuelto... caderas acompasadas... placer... paz...

A veces... sobran los verbos.


Hhhmmmm...
 

lunes, 1 de octubre de 2012

Scatterbrain

Me viene a la mente una anécdota de hace mucho tiempo, que prueba una vez más lo despistada que era y, ¿para qué voy a disimular a estas alturas?, que sigo siendo. Es de la época en que salía con mi segundo novio, mi adorado Nino—, quien cumplió años este fin de semana. Tal vez ese haya sido el detonante del recuerdo. Yo debía tener por esa época unos 21 o 22 años. Él tenía un Ibiza blanco, y había quedado en recogerme en casa de mis padres a cierta hora. Yo ya estaba preparada, y esperaba en casa, mirando tras la ventana, a ver si aparecía o no. Cuando vi un coche blanco con techo solar y reconocí su matrícula, salí rauda hacia la puerta avisando en casa con un "¡Me voy!" y repartiendo besos de despedida. Corrí escaleras abajo, de dos en dos y de tres en tres, y salí del portal.

En la calle donde vivían mis padres, los coches aparcan en batería a ambos lados de la calle, con lo que, cuando yo salí, había varios coches delante y, a través de ellos, aparcado detrás en doble fila, vi un coche blanco. Sin pensarlo más, me colé toda chula entre dos coches y dirigí la mano a abrir la puerta del coche blanco aparcado sin prestar demasiada atención. Iba ya a tocar la manilla pero, justo antes de poder hacerlo, el coche se puso en marcha y salió. Me quedé a cuadros, con la mano tendida en el aire, con cara de puzzle y sin comprender, y avancé un par de pasos hasta el medio de la calle, mirando cómo se iba el coche y diciendo en alto "Pero ¡Ninoooo!, ¿estás tonto?, ¿dónde vas? ¡Da la vuelta!", haciendo gestos con la mano, segura de que estaba de guasa y de que tal vez me vería desde el espejo retrovisor. Pero no, el coche se alejaba y yo no entendía. Cuando comprendí que no podía hacer nada —en esa época no había móviles— y me tocaba esperar a que diera la vuelta a la manzana o qué sé yo, me giré a la derecha para entrar de nuevo al portal y... ¡vi a Nino! Estaba allí mismo, dentro de su coche, muerto de risa sobre el volante. Cuando fue capaz de parar de reír, me contó que mientras él esperaba tranquilamente aparcado, ahí mismo donde estaba y dando tiempo a que yo bajara, otro coche blanco se había puesto delante de él en doble fila, justamente segundos antes de que yo saliera del portal y diera tres zancadas, pretendiendo abrir la puerta del coche de un desconocido y colarme dentro. No sé si el tipo llegó a verme y justamente por eso salió pitando antes de permitir que una loquita entrara en su coche, o si ni siquiera se enteró, pero sin duda, su colaboración me regaló esta anécdota.


Laughing out loud